jueves, 8 de abril de 2010

Fibromas

Los fibromas o miomas uterinos son tumores benignos y de muy frecuente observación. Una de cada 4 o 5 mujeres de más de 35 años tiene un mioma uterino y es aún más frecuente en las mujeres de raza negra.
Estos tumores pueden ser únicos o lo que es más habitual, múltiples. Su tamaño oscila desde 1 o 2 centímetros hasta aquellos que ocupan parte del abdomen.
De acuerdo con su ubicación reciben diferentes nombres: si nacen en el espesor de la pared uterina se denominan intraparietales o intramurales, si en su crecimiento se exteriorizan de la superficie del útero se constituye la variedad subserosa. Cuando el desarrollo tiene lugar hacia la cavidad uterina se los llama miomas submucosos.
El fibroma tiene un desarrollo autónomo y crecimiento lento que depende de la irrigación y del nivel de estrógenos circulantes.
Muchos de estos tumores evolucionan sin originar ningún síntoma y son diagnosticados en un exámen ginecólogico de rutina.
Cuando presentan síntomas ocurren menstruaciones abundantes (hipermenorrea) o que se prolongan más de 7 días (menorragia o menometrorragia). Pueden presentarse varias pérdidas en el mes o persistir hemorragia genital durante varios días. Igualmente puede observarse flujo en cantidad variable de características hemopurulentas ( sangre mezclada con pus) y olor desagradable. En la mayoría de los casos los miomas no ocasionan dolor, pero la presencia de este síntoma puede atribuírse a necrosis (muerte de tejido), crecimiento brusco, infección o torsión del tumor.
En algunas pacientes se pueden manifestar como causa de esterilidad o de abortos recurrentes.
Cuando los miomas adquieren tamaño considerable pueden comprimir órganos vecinos como uretra (dificultad en la emisión de orina); vejiga, con poliuria (aumento de la frecuencia miccional) y recto, manifestándose por tenesmo rectal (deseos defecatorios).
El diagnóstico de esta patología se realiza a través del exámen ginecológico y la utilización de métodos complementarios de diagnóstico como la ultrasonografía (ecografía ginecológica), siempre precedido por la realización de la Historia Clinica correspondiente, indagando los antecedentes genitales de la paciente y la gráfica menstrual.
En cuanto al tramiento de los miomas debe prevalecer el precepto general que existen miomas asintomáticos que no requieren tratamiento activo y que para aquellos que provocan síntomas se optará siempre por los tratamientos menos agresivos o conservadores. Además de la presencia o no de miomas se se valorarán la edad de la paciente, deseos de fertilidad, volumen y número del o de los tumores, localización y presencia o ausencia de complicaciones.
Si el mioma es asintomático, el mejor tratamiento es no indicar tratamiento.
El tratamiento está indicado en todos los casos en los que el mioma causa síntomas.El objetivo terapéutico ideal es la extirpación del tumor y se realizará a través de procedimientos quirúrgicos convencionales (a cielo abierto) o translaparoscópicos. No siempre se puede realizar la resección tumoral exclusivamente (miomectomía) y en determinados casos implica la extirpación del útero (histerectomía) para obtener la curación de la enfermedad.
Cuando el tumor no puede o no debe ser extipado se debe recurrir a procedimientos no quirúrgicos, como la terapia hormonal, para inducir un estado similar al climatérico para evitar el crecimiento del mioma, con curación clínica mientras dura el tratamiento.

Dr. Ruben Alejandro Baglivo.
Especialista Consultor en Ginecología y Obstetricia.
Docente de la Universidad Nacional de La Plata.

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